lunes, 1 de diciembre de 2008

Espacios cerrados


Entre el primer y el tercer escalón hubo un lugar en el que sólo existió el denso perfume de un hombre.

Entre Görlitzer Strasse y Schlesisches Tor quedan ocho hojas verdes al trasluz de una farola.

Entre dos esquinas de Oppelner Strasse combaten gorriones y palomas por migas de pan ficticias.

Entre los pasajeros del tren un hombre pequeño, viejo, con las manos posadas sobre sus piernas duerme con ojos cerrados.

Entre los pedales y su sombrero el silencio de la nieve la encontró blanca.

Cuando era yo y no ella, los espacios huecos tenían conciencia.

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